La cigala es un crustáceo marino que habita en las aguas del Cantábrico y del Mediterráneo. Este animal se caracteriza por tener un cuerpo alargado, encerrado en un caparazón articulable de color anaranjado. La cigala posee 8 patas y dos pinzas alargadas en la parte delantera, que terminan en bordes dentados. Es posible diferenciar a simple vista a los machos de las hembras ya que estos tienen en la parte dorsal del lomo unos hilos más gruesos y visibles que los de las hembras.
Las cigalas viven a grandes profundidades, generalmente cerca de los 800 metros, y pasan la mayor parte del tiempo escondidas en la arena, saliendo sólo al anochecer y al amanecer para cazar.
En cuanto a sus usos culinarios, la cigala se ha convertido en uno de los mariscos por excelencia gracias a su inconfundible sabor y a los bajos aportes calóricos de su carne, que a su vez destaca por su concentración de vitaminas del grupo A.
Cantábrico y Mediterráneo.
Una madre muy responsable
Nadie podrá negar que la cigala hembra es una madre de lo más abnegada ya que cuida y transporta a sus más de 4000 huevos en la parte baja de su cola durante cerca de 9 meses.
Todo el año.
Pesca con nasas y también con arte de arrastre.